La mirada de Débora Arango es insurgente porque nace de su interior y se convierte en un arte único que irrumpe en una sociedad moralista, conservadora e hipócrita, incapaz de tolerar que el pincel de una mujer sacuda sus cimientos morales y éticos. Es insurgente al testimoniar desde su sensibilidad lo real-real de lo social, lo político y lo humano sin tapujos, censuras o fáciles posturas. Es in-surgente porque con valerosa fuerza interior expresa desnudo el desnudo de las cosas e introduce la verdad en el arte colombiano.
La imagen de Débora Arango se fue transparentando en esta investigación como esencia común de las mujeres representadas en las películas Porco Rosso, King Kong, Olympia y Amelia, pues como ellas logró influir y transformar desde su femineidad, con una actitud auténtica y liberadora el contexto en el que vivió, al expresar la belleza en la verdad y la justicia, con una mirada serena pero honesta e íntegra, de alto vuelo espiritual.
Débora como todos los grandes artistas se adelantó a su tiempo, a su época, siendo entonces señalada y juzgada. Realizó un arte que no pierde vigencia porque su vigor creativo (in-surgente) permanece vibrante en sus cuadros, que siempre nos cuestionan y estremecen. Desde su mirada silenciosa, clara y penetrante Débora Arango sigue señalando para el arte y para la mujer un derrotero.
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